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Forjador de Leyendas

Un anciano de cabellos canos, coronilla pelada y abundante barba saboreaba el vino de la casa de la Taberna del Zurdo. Un gran mastín de pelaje oscuro llamado Guerra, a la vista tan castigado como él, descansaba a los pies de la silla, contemplando indiferente los tobillos de los parroquianos con un ojo entreabierto. Bajo la camisa de lino blanco y el peto de cuero ocultaba numerosas cicatrices que guardaban una historia diferente cada una. En su cinto, testigo de todas sus hazañas, colgaba la Insatisfecha, una espada de hoja de obsidiana y acero rúnico, única prueba de que el viejo era quien era: Jorghal, el héroe de las Grandes Guerras. Un héroe como los de antes, de los que pocos quedan ya, en peligro de extinción, haciendo frente al enemigo más poderoso al que jamás nadie se ha enfrentado; el tiempo.

Pero por muy amargo que se volviera su cuerpo, jamás lo hacía su alma. De espíritu siempre jovial, afable y amistoso. Implacable y feroz cuando debía serlo. Y es que si renunciaba a su espíritu, ¿Qué le quedaba ya como guerrero? Un héroe legendario reducido a horas de bar y a historias de sobremesa. Leyendas por las que antaño los habitantes del imperio se sentían agradecidos, luego respetuosos, después divertidos y en última instancia medianamente interesados. Con setenta años había sobrevivido a muchos de los que salvó en las Grandes Guerras, y los hijos, y menos los hijos de sus hijos, ya no veían en Jorghal a aquel que derramó más sangre que sudor en sus bosques y llanuras.

Aún así, el viejo héroe nunca perdió el amor por su nación, la que tanta violencia y amigos le había costado. Notando su fin aciago, ideó una manera de perpetuar su ojo vigilante sobre estas viejas tierras habitadas por jóvenes que desconocen la guerra. En su modesta casa de madera, en la periferia del pueblo, Jorghal estableció una escuela de combate, donde a parte de esgrima impartía filosofía, valor y templanza. En pocos años empezaron a llegar a la ciudad las noticias de las hazañas de sus discípulos: Cazadores de dragones, Libertadores de pueblos, Recuperadores de reliquias antiguas… El viejo parecía guardar el secreto del valor y el heroísmo y jóvenes de todas partes hacían cola ante su casa con la esperanza de encontrar su hombría y su destino. Pero Jorghal sólo aceptaba alumnos de uno en uno, haciendo que el simple hecho de convertirse en su discípulo fuera un logro en sí.

El título de Héroe de las Grandes Guerras había quedado diluido con el paso de los años, condenado a morar para siempre en libros de historia y antiguas canciones que ya nadie cantaba. Un entierro en vida para alguien que había pasado su vida luchando. Pero ahora, con los discípulos de Jorghal creando leyendas allá donde llegaban, el viejo podía sentirse en paz en una segunda edad dorada. En la ciudad, y en todas partes, no tardó en volver a sonar su nombre, aunque esta vez su título era diferente. En boca de todos estaba, el hombre que conocía el secreto del coraje: Jorghal, el Forjador de Leyendas.

Lo que el anciano no sabía, es que el destino le reservaba una ocasión más para vestir su armadura. Una última misión, una última batalla y… quién sabe, con suerte, la oportunidad de morir en el campo de batalla.

Este es un preludio de un personaje para una partida de rol de fantasía medieval dirigida por un amigo mío que se estrena en el arte de dirigir 🙂 Espero con este relatillo aportarle más trasfondo a su campaña.


Raphael Vestini

Preludio para un personaje de 7º Mar, es más descriptivo que artístico, pero por subir cosas que no quede 😛

Raphael Vestini

Pese a los lujos entre los que vive actualmente, la vida de Raphael Vestini no ha sido de lo más ociosa que digamos. De profesión actor, y diestro en el manejo de la espada, mas aún no ha probado su destreza más que en el escenario, con filos incapaces de herir al más débil.

Soltero, vive junto a su madre Isabelle, su hermana Joana (dos años menor que él), su hermano Giuseppe (de tan solo 5 años de edad) y su tío Donato.

Esta peculiar formación familiar se debe al trágico pasado de Raphael, el cual pretende mantener alejado de sus temas de conversación:

Cuando Raphael tenía 8 años, sus padres, su hermana y él disfrutaban de un agradable día en las costas Vodacce. Su padre tenía vocación de pintor y ese día había salido a plasmar en el lienzo un paisaje marino. No obstante, la garganta de Raphael padre se hizo un nudo cuando vio el color que había utilizado para pintar las banderas de los barcos que había varados en la playa unos kilómetros más allá de donde se encontraban.

Raphael padre se apresuró en alertar a su familia para que recogieran y se esfumaran de allí. No lo hizo a tiempo. Antes de que pudieran siquiera alarmarse, los piratas ya controlaban las playas. Les anunciaron tranquilamente que ahora eran sus prisioneros. Raphael padre hizo de tripas corazón y se opuso a los villanos. Ésta fue la última acción gloriosa que Raphael padre hizo en vida.

Raphael (hijo), su madre y su hermana fueron llevados a altamar, a la guarida de los piratas de origen Castellano. Allí pasaron 8 años de su vida. 8 años de esclavitud, hambre y abusos. Aunque en aquella pequeña colonia, el mayor peligro eran el resto de esclavos. Cada día era una lucha por la supervivencia, allí Raphael tuvo que forzosamente dejar de ser un niño y pasar a ser el hombre que guardara a la familia. Aprendió a evitar los golpes y a utilizar el cuchillo contra el resto de desdichados. Además, aprendió el idioma de Castilla.

Aquellos días trajeron al mundo a 6 hermanos más y a 2 sobrinos gemelos para Raphael, fruto de los abusos y violaciones que sufrieron su madre y su hermana. La figura y la mente de su hermana Joanna quedaron severamente deformadas debido a su temprana edad.

Un inesperado día, una flota del ejército Vodacce irrumpió en la guarida de los piratas con el objetivo de recuperar unas piezas de grandísima importancia para el patrimonio Vodacce que había sido saqueada en los últimos tiempos por la familia pirata. Isabelle se identificó por su título nobiliario y les permitieron embarcar de nuevo hacia Vodacce, aunque atrás quedaron los hijos y sobrinos bastardos de aquellos bandidos, de los que jamás se volvió a hablar.

Una vez de nuevo en tierras Vestini, la fortuna de la familia de Raphael padre había caído en manos de Donato, su hermano. Con tal de recuperar la fortuna e incluso de engordarla Isabelle sedujo a Donato el cual la desposó sin vacilar. De aquella relación surgió Giuseppe años después, el menor de los hermanos de Raphael y heredero de la fortuna de su padre fallecido.

Han pasado 7 años desde el regreso de Raphael a las tierras Vodacce. Su vivencia trágica fue ciertamente enriquecedora para su carácter y lo hizo poseedor de un inusitado carisma entre los de su clase, que atraía a cuanto noble que lo rodeaba, especialmente a las jovencitas. Esto lo animó a introducirse en el mundillo del teatro y ya lleva 5 años en el mundo del espectáculo, gozando de cierta fama a nivel local.

Trasfondo Perseguido: Los piratas de Castilla no toleran que Raphael y su familia campen de nuevo a sus anchas por sus tierras. Es una vergüenza y una humillación de cara el resto de familias piratas. Así que, a pesar de no ir a por ellos de forma activa, cualquiera de la banda le daría muerte sin dudarlo en caso de averiguar su paradero.